miércoles, 23 de febrero de 2011

Un cumpleaños, una excusa para hacer una tarta red velvet y alguna que otra manualidad

Este fin de semana tuve un cumpleaños doble y otra amiga aficionada a la pastelería y yo decidimos regalar a las cumpleañeras algo distinto: una mesa de postres. Fue un regalo medio para ellas y medio para nosotras, que teníamos muchas ganas de hacer algo así después de haber visto fotos por internet de las birguerías que hacen Amy Atlas y compañía. Total que, en plan humilde, decidimos hacer algo similar.....

Aunque fuesen dos chicas no queríamos hacer algo muy cursi, así que decidimos pasar del rosa sobre rosa. El problema es que tanto azul, blanco y rojo, en lugar de recordar a una feria de estas que salen en las revistas, acabó pareciendo algo digno de unas elecciones americanas; solo nos faltó la foto del candidato y cartelitos que pusieran "VOTE", pero para un primer intento con materiales modestos tampoco creo que esté tan mal. La foto, para variar, la hicimos a las 10 de la noche a toda prisa, porque teníamos que estar montándolo todo en el bar en el que se celebraba el cumpleaños a las 10.30, con lo cual no nos dio tiempo ni a centrar la mesa para que no se viese la cortina a un lado, ni a currarnos el fondo o la iluminación (ni que supiésemos hacer todas esas cosas...)






Al final decidimos hacer una tarta red velvet (sí, es una tarta red velvet aunque en la foto parezca más buttercream que el típico frosting blanco), mi querido "baked Brownie", unos minicupcakes de vainilla con trocitos de chocolate y buttercream de vainilla y unas palomitas para darle un toque salado y distinto. La verdad es que me quedé con las ganas de incluir las botellitas con el batido de turno y las pajitas de colores que ponen en la mayoría de las mesas de este tipo, pero no creo que en España en un bar a las 11 de la noche tengan mucho éxito las botellitas de cacaolat...

  



Lo más divertido de la mesa, además de hacer los postres, fue idear la decoración y buscar soluciones baratas; vamos, que al final esto fue una mezcla entre taller de cocina y bricomanía. Compramos papel azul  de envolver, las servilletas rojas de corazón y las banderitas de los brownies en una tienda que se llama Tiger, que es un chino a lo nórdico, es decir, en plan "fashion". El lazo rojo de la guirnalda lo compramos en una mercería y el "cake stand" sobre el que colocamos la tarta, no es más que un apaño a base de un plato y un vaso que compramos en Zara Home Kids. Esta misma idea, pero con un plato de porcelana y un candelabro blanco de madera, por ejemplo, quedaría más rústico y muy chulo, y de hecho en las rebajas de verano buscaré alguno cuando los dejen a 4 euros porque 29 euros me parece demasiado. Finalmente las palomitas las pusimos en unos conos fabricados con papel normal forrado del de rayas, que introducimos en huecos que habíamos hecho en cajas de zapatos forradas del papel azul. Los rótulos los diseñé en el paint, los imprimimos y, cual Cristian en Bricomanía, nos pusimos manos a la obra.


La estrella de la mesa, para mí, fue la "Red Velvet", que llevaba queriendo hacer meses y meses. Buscando recetas vi que había básicamente dos tipos: unas que se basaban en un frosting de butterceam de vainilla y otras con un frosting de queso philadelphia. Me decidí por la segunda opción y aunque no he probado la primera, creo que acerté de pleno. El bizcocho estaba esponjoso, el frosting tenía el sabor y la consistencia perfecta y el conjunto sabía a Red Velvet. El que haya probado esta tarta sabe a lo que me refiero: los bizcochos llevan algo de cacao, pero no saben exactamente a chocolate y el conjunto no parece una tarta de queso a pesar del queso del frosting. En lo que parecen coincidir todas las recetas de red velvet es en la historia esa de mezclar una cucharadita de vinagre con una de bicarbonato sódico, cual aspirina efervescente. No entiendo muy bien la influencia que tiene semejante mezcolanza diminuta (entre que lo echas en un bol pequeño, lo que parece que se evapora, y que lo viertes sobre la masa, te quedas con casi nada) sobre toda la mezcla, pero como soy muy obediente, hago lo que me dicen.


¿Lo mejor? Sí, lo mejor es el intenso color rojo del bizcocho que no deja indiferente a nadie, aunque no haya podido hacer foto por no comerla en casa. En el fondo seguimos siendo como niños: cortas una tarta, la gente ve que el bizcocho, en lugar de marrón o amarillo es rojo, y ya es un éxito... No se yo si si me pinto la cara de rojo tendría el mismo efecto... El único problema de esta receta es que el frosting no queda muy blanco por el hecho de añadir mantequilla y extracto de vainilla, pero donde esté el sabor, que se quite el aspecto. Aunque cuando la llevas al sitio y alguien, en plan vacile, te dice que parece una tarta de mayonesa, te acuerdas de la dichosa esencia de vainilla que lo tiñe todo y la maldices, hasta que la pruebas y se te olvida la mayonesa y cualquier otra tontería!

La receta la adapté de aquí. Cuando digo que la adapté es porque sustituí el "buttermilk" por el mismo volumen de nata (35% materia grasa) y unas gotas de limón y tenía que haber hecho lo mismo pero con leche, porque la masa quedaba muy densa, con lo cual acabé echando leche (semidesnatada que es la que tenía) hasta que aquello tuvo mejor pinta.




RECETA: Para dos bizcochos de 23cm de diámetro o 3 de 20cm (yo hice la mitad para dos bizcochos de 18cm de diámetro, aunque tuve que hacer algo más de frosting para cubrir bien la tarta porque las dichosas migas rojas aparecen de hasta debajo de las piedras)


Bizcochos:

580gr harina de repostería
1 cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de sal
2 cucharadas de cacao en polvo
colorante alimenticio rojo
116gr mantequilla, a temperatura ambiente
348gr azúcar
2 huevos, a temperatura ambiente
1 cucharadita de extracto de vainilla
232gr de buttermilk
1 cucharadita de vinagre
1 cucharadita de bicarbonato sódico

1. Precalentar el horno a 180º y engrasar los moldes.
2. Tamizar la harina, la levadura y la sal sobre un bol mediano y apartar.
3. En un bol pequeño, mezclar el cacao en polvo y algo de colorante hasta formar una pasta sin grumos y apartar.
4. En un bol grande, batir la mantequilla y el azúcar hasta que quede esponjoso, alrededor de 3 minutos.
5. Añadir los huevos uno a uno y remover.
6. Añadir el extracto de vainilla y la pasta de cacao y colorante
7. Añadir un tercio de la mezcla de harina, mezclar bien y añadir la mitad del buttermilk.
8. Añadir otro tercio de la mezcla de harina y la segunda mitad del buttermilk y mezclar bien.
9. Finalmente añadir el último tercio de la mezcla de harina y remover bien.
10. Teniendo los moldes engrasados y a mano, mezclar en un bol pequeño el vinagre y el bicarbonato sódico, añadir a la mezcla del bizcocho y remover bien.
11. Rápidamente dividir la masa entre los moldes y cocer durante 25-0 minutos hasta que un cuchillo insertado en el centro del bizcocho salga limpio.

Cream Cheese Frosting:

464gr queso crema (philadelphia)
116gr mantequilla
1 cucharadita extracto de vainilla
580gr azúcar
una pizca de sal

1. Mezclar el queso y la mantequilla hasta que formen una pasta homogénea.
2. Añadir el azúcar, el extracto de vainilla y la pizca de sal.

Al cubrir los bizcochos es conveniente aplicar una capa muy fina de frosting en el que quedarán las migas rojas del bizcocho y finalmente cubrir con el frosting restante.













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