miércoles, 29 de diciembre de 2010

Si esto es lo que desayunan en Chelsea habrá que plantearse lo de la mudanza...

Puede que el desayuno y la merienda sean mis comidas preferidas del día. Ahora que lo pienso, también habría que añadir el "algo" que te tomas a media mañana: el almuerzo o, como yo digo, el "redesayuno". Cuando era pequeña hacía hasta "recena", vamos, que hacía más comidas dulces que saladas. De hecho siempre he pensado que eso de merendar era parecido a lo del vino: de pequeño meriendas y no te gusta nada el vino y a medida que creces, te empieza a gustar el vino y dejas de merendar. Yo sigo merendando y todavía no le veo la gracia al vino, ni ganas que tengo. Me imagino a los 40 haciendo los viajes estos por el campo y por las casas rurales que se han puesto de moda con catas de vino, pero en lugar de andar de barrica en barrica o de botella en botella, abriendo el bolso para probar el croissant o el bollo de chocolate de la bollería de enfrente que habré tenido que comprar "de extrangis" para no parecer la rara del grupo.



La verdad es que aquí no se le da la importancia al desayuno y a la merienda que se le da en otros países. Por un lado me alegro, porque si tuviese que desayunar los "beans" de los ingleses creo que no me levantaría por las mañanas; pero por otro lado nos perdemos infinidad de bollos, pastas, galletas, etc. Además ¿no se supone que el desayuno es la comida más importante del día? Pues habrá que aprovechar. De hecho yo tengo una teoría: todo lo que se come antes de la hora de comer, se quema a lo largo del día. Y si me apuras, ¿no es mejor merendar algo dulce a las 7 que cebarse a pasta a las 10?

Para hacer justicia a la institución del desayuno, además de las galletas y los bizcochos, hay que adentrarse en el mundo de la bollería. La mayoría de la gente parece tenerle miedo a este tipo de recetas, pero una vez has probado una o dos, no hay marcha atrás: la bollería en casa no es difícil y si encuentras las recetas apropiadas, está mucho mejor que la de la mayoría de las pastelerías. Mi fuente de inspiración en el mundo de la bollería es Pepinho, que escribe este blog, que sigo desde hace años. Tiene infinidad de recetas de bollos (y de muchos otros postres) y hasta ahora todos los que he probado han sido un éxito, incluidos los croissants, el roscón de reyes y estos "Chelsea buns", que son de lo mejorcito que he probado.

Están tan buenos que no son ni de desayuno ni de merienda, son de cuando te los encuentras. Además estos bollos no se prueban, se devoran. Los puedes hacer a las 5 de la tarde el día de navidad después de la cena del 24 y la comilona del 25, que a medida que empiezas a notar el olorcillo que sale del horno te entran ganas de probarlos y es que recién salidos del horno deben ser el octavo pecado capital. Cuando los sacas no te puedes resistir a probarlos y piensas: venga, corto una esquinita de uno de los rollos para ver si han salido bien y lo dejo. Pues bien, cortas esa esquinita, la contraria y las otras dos, el centro y si me apuras te pasas al rollo siguiente sin darte cuenta. Además se pueden hacer al gusto del consumidor variando el relleno, aunque a mí me parece que las pasas le dan más sabor a todo el bollo (yo las empapo en ron antes para que estén más jugosas y sabrosas)- de hecho sé de una a la que no le gustan las pasas, pero en lugar de coger los rollos sin pasas, coge los que las llevan y las quita...

Sin más os dejo la receta.


lunes, 27 de diciembre de 2010

Una hamburguesa distinta

Entre el pepito a lo Jamie Oliver y la hamburguesa de hoy puede parecer que esto de aprender a cocinar de verdad ha sido una broma, pero esta hamburguesa y sus acompañamientos tienen su historia. Hace unos meses descubrimos el ginger boy, un restaurante de comida tailandesa para llevar que no está nada mal, vamos, que no es como los chinos que por muy baratos que sean yo no les acabo de ver  la gracia. Entre otras cosas probamos una hamburguesa de cordero con chutney de pimientos rojos que nos encantó. Viene en una cajita de estas monas - tipo las que salen en las pelis americanas, con unos gajos de patatas a lo patatas deluxe del Mcdonald´s pero del tamaño de una raja de melón, unas bolsitas de ketchup y el preciado tarrito de chutney de pimientos. ¡¡Menudo descubrimiento lo del chutney!! Es como comer caramelitos de pimiento rojo porque están dulces pero se sigue notando el sabor a pimiento; no como los caramelos de colores, que sabes que el que te estás comiendo es de fresa por el color, porque si lo tienes que adivinar por el sabor.....



Yo llevo tiempo viendo recetas de chutneys en distintos blogs, pero nunca he sabido exactamente qué era aquello. He llegado a la conclusión de que debe ser una mezcla entre verdura confitada y mermelada, aunque suelen añadirles cebolla y alguna cosa más, vamos que el mundo de los chutneys es un mundo aparte.

Volviendo al tema que nos ocupa: el de pimientos rojos. Como, obviamente, los señoritos del ginger boy te lo traen a casa, pero sin papelito con la receta, una se puso a investigar por internet y, aunque ninguno parecía acercarse lo suficiente al chutney en cuestión, la mayoría coincidían en que había que echar azúcar moreno, algún tipo de vinagre y cebolla. Al final lo hice a ojo  sin apuntar medidas (de hecho fui añadiendo a medida que aquello iba avanzando en función de lo denso/líquido que estaba y probablemente si lo hiciese otra vez no saldría igual). Básicamente lo que hice fue cortar el pimiento en trocitos muy pequeños, añadir azúcar moreno y blanco, algo de vinagre de módena y algo de agua y ponerlo a fuego lento durante un buen rato. Soy tan desastre que ni me fijé en el tiempo, pero diría que de una a dos horas - más bien dos horas. Al final los trocitos de pimientos tienen un color más oscuro gracias al azúcar moreno y el vinagre, y el líquido se ha vuelto un sirope et voilá: ya tenemos chutney de pimiento rojo.

La hamburguesa en sí, (la pobre parece la princesa destronada de la historia) lleva la carne de cordero (una pierna fue suficiente para 3 hamburguesas hermosas), sal, pimienta, algo de comino y menta. Las especies son las que yo asocio con el cordero al estilo marroquí y las que tenía en casa y el resultado se acercó bastante a la realidad. Lo más importante es no pasarse del punto para que esté jugosa. También lleva pan tostado (con cuerpo para aguantar los 130 pisos que lleva la hamburguesita en cuestión), cebolla roja, tomate en rodajitas, algo de verde y queso. Como no tenía queso de cabra utilicé algo de brie para darle untuosidad y algo de feta para darle ese sabor un poco más fuerte y ácido que contrasta muy bien con el chutney.



Como me hizo mucha gracia la presentación con las patatas y el ketchup, hice mi versión casera con unas patatas hechas al horno super fáciles a las que me estoy aficionando: son patatas cortadas en dados con un poquito de aceite y unos dientes de ajo aplastados que se meten al horno a 200ºC durante alrededor de una hora. Al sacarlas solo hace falta echar la sal y están buenísimas, no se mancha más que la bandeja en las que se meten al horno, y al llevar poco aceite imagino que mucho no engordarán...

lunes, 20 de diciembre de 2010

Mis queridos ingleses, dos tartas para el té y la mejor crema de limón del mundo

El otro día hice dos tartas para mi abuela que quería hacer una merienda con su "pandilla", o sea, con el resto de viejetes que se reunen todas las tardes a jugar a las cartas. Como a la mayoría de la gente le encanta el chocolate, hice el "old fashioned chocolate cake" de Nigella, que además es muy facilito y una tarta de limón que hizo una concursante de "The Great British Bake off". 


Antes de nada tengo que confesar que soy una anglófila empedernida. He visto casi todas las mini series de adaptaciones de novelas famosas británicas, especialmente victorianas de  la BBC, ITV y compañía y este verano estuve a punto de hacer un tour por la campiña británica para visitar las mansiones que salen en las series.

Este programa en concreto trata sobre unos cuantos "reposteros amateur" que se juntan una serie de fines de semana en distintas zonas de la Gran Bretaña y compiten para ver quién es el que mejor hace las especialidades de la zona. Vamos, que como aparecen paisajes ingleses y "kitchen aids" por doquier yo soy feliz. En el capítulo dedicado a los "cakes", una de las concursantes hizo esta tarta de limón, y en cuanto la vi supe que tenía que probarla. Lo único que cambié respecto a la receta original fue la crema de limón o "lemon curd". No es que no me fie de la de la concursante, pero me cuesta ser infiel a Pierre Hermé y su crema de limón que probé hace unos años y que es la que siempre hago cuando hago tarta de limón con merengue. Esta crema de limón es la madre de todas las cremas de limón: tiene la textura perfecta, un color precioso, un intenso sabor a limón y no es excesivamente dulce. Puede que la culpa la tenga la cantidad ingente de mantequilla que lleva: no es una equivocación, son 165gr de mantequilla para hacer 500gr de crema. En fin, no se puede luchar contra la naturaleza: si en el mundo salado todo sabe mejor con bacon, en el dulce (y a veces en el salado también y si no que se lo pregunten a los franceses...) todo con mantequilla sabe mejor.

El resultado me gustó mucho. Me encantan los postres de limón y la combinación de la nata montada con la crema de limón y el bizcocho con aroma a limón además no resultaba nada pesada, como puede pasar a veces con este tipo de tartas. Como se puede ver en la foto no tengo medida alguna con el relleno, pero me parece que queda hasta más apetecible si se sale por los lados, y en cualquier caso todavía no he descubierto cómo luchar contra la gravedad, así que si colocas un bizcocho sobre otro, el relleno siempre acaba por escaparse por algún lado.




Lo mejor de esta receta.... puede que sea que al hacer más crema de limón de la que necesitaba, se me ocurrió hacer una tarta merengada "con trampa" a lo Nigella Lawson y utilicé digestives con algo de mantequilla para hacer la base en lugar de la masa tradicional et voilá: tarta de limón merengada más que aceptable en 10 minutos (contando con hacer el merengue y dorarlo en el horno).








RECETA:  500gr de Crema de limón (Pierre Hermé)

3 limones
2 huevos
135gr azúcar en polvo
165gr mantequilla

1. Rayar la cáscara de los limones y exprimir 10cl de zumo.
2. Mezclar en un cuenco los huevos, el azúcar, la rayadura de limón y el zumo de limón. Cocer al baño maría
3. Colar la mezcla en un cuenco y poner el cuenco en otro con hielo, removiendo la crema hasta que esté tibia.
4. Cortar la mantequilla en trozos pequeños e incorporar con el batidor de varillas.
5. Guardar en la nevera durante, al menos, 2 horas.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Por qué hay que contenerse con los antojos y gracias HBO

Todo empezó un día de la semana pasada cuando vi unas tortillas mejicanas en el supermercado y me entraron ganas de hacer quesadillas o fajitas. Como no puede haber comida mejicana sin guacamole, el siguiente paso era comprar un aguacate. Hasta aquí todo parece sencillo. El problema es encontrar un aguacate "para hoy". La mayoría los venden como piedras y tú los tienes que mimar y dejar madurar hasta que estén comestibles. Entonces mi hermana tuvo una brillante idea: los aguacates y las chirimoyas no las puedes comprar en la frutería más barata del barrio, Ana, vamos al Corte Inglés que seguro que los tienen buenos y al punto, aunque sea un poco más caro. Yo pensé: al final, no te sale más caro un aguacate caro, pero bueno que uno barato, pero malo de éstos de me encuentro la sorpresa al abrirlos.

Total, que hacia el Corte Inglés que nos fuimos con una misión. Cuando llegamos, le pedimos a la chica de la frutería un aguacate para hoy, pensando que sería muucho mejor dejar a un profesional escogerlo que buscar nosotras entre las bandejas de las neveras. Tampoco caímos en que para las 9 de la noche todos los aguacates "para hoy" ya tenían dueño y que quedaban solo las piedrecitas. La chica nos advirtió, pero nosotras con nuestra fijación por el guacamole nos llevamos la piedrecita, no sé si pensando que si lo metíamos en el micro ondas aquello maduraría.

En fin, como Murphy para mí es el más sabio de todos los sabios, ¿qué nos encontramos nada más salir de la zona de la frutería? - un estante con bandejas de aguacates!!! Por pura curiosdad me acerqué a ver si habíamos hecho buena compra, o si resulta que había un aguacate "para hoy" en algún lugar de Madrid y no nos habíamos enterado. Esto es como cuando no encuentras algo en Zara y vas de una tienda a otra preguntando por ese zapato en esa talla; yo me veía recorriendo fruterías y fruterías: ¿tenéis ese aguacate maduro?

Aquí es donde entra Murphy en juego: si ya has comprado un aguacate para dentro de una semana, lo siguiente que vas a ver es una bandeja de no dos, sino CUATRO aguacates PARA HOY!!!!!! Cualquier persona razonable en este punto admite la derrota y se va a casa con su aguacate duro y se espera lo que haga falta para satisfacer su antojo. Nosotras ¿qué hicimos?  Comprar la bandeja con los CUATRO aguacates, por supuesto!!! Y como somos muy legales muy legales y algo vergonzosas (más bien tontas perdidas) no devolvimos el primer especimen. Resultado de la jugada: 5 aguacates para dos!!! Pero no hay ningún problema, según la tarjeta que les acompañaba, los aguacates son buenos PARA TODO: la piel, el pelo, el corazón... hasta decían que no engordan, cosa que no me acabo de creer. Conclusión: nosotras encantadas; poniéndonos en lo peor ibamos a tener hasta para mascarillas de cara.

Como hay que dar salida a mis queridos aguacates, y a día de hoy no he encontrado recetas de tartas de aguacate, que es como suelo dar salida a la fruta que está más negra que de su color en la nevera, ésto se ha convertido en Méjico lindo y querido: quesadillas de jamón serrano, queso brie y queso cheddar, quesadillas de jamón york y queso brie y cheddar, y sobre todo guacamole. Como no tengo limas hice una versión "aprovecha lo que tengas" del guacamole: con cebolla roja, zumo de limón, sal y algo de vinagre de módena. Estoy segura de que no es la receta correcta, pero estás cosas son más cuestión del gusto de cada uno que de seguir una receta al pie de la letra.






Ahora que lo pienso, en Top Chef un día vi un helado de aguacate, pero entre el frío que hace y que mi heladera tiene una raja por la que se escapa el líquido azul que se debe congelar al meterlo al congelador, va a ser que prefiero probar otras cosas.

Gracias HBO por empezar a darnos pequeñas muestras de lo que será para mí (junto con Mad Men, cuya cuarta temporada acabé de ver ayer y que me ha dejado pasmada) la serie del año que viene: la adaptación a la pequeña pantalla de las novelas de George R.R. Martin de la serie "A Song of Ice and Fire" que llevo leyendo y releyendo desde que estaba en el colegio. 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Pastel de plátano, pero al revés

Como una no tiene 300 cumpleaños al año, viene bien tener bizcochos/cakes/pasteles en el repertorio para el uso diario. Me refiero a los típicos dulces que haces para desayunar durante la semana, para merendar, o para después de comer con el café. Éste es un buen ejemplo: al llevar plátano no hay que añadir tanto azúcar y la cantidad de mantequilla que lleva es ridícula. Normalmente hago otro bizcocho de plátano, pero como hasta lo bueno en grandes cantidades puede llegar a cansar, decidí probar algo nuevo (aunque ya aparecerá porque los clásicos por algo son clásicos). Y esto lo dice alguien que cuando descubre una nueva canción la pone en formato repetición hasta que el contador de reproducciones llega a 200-300 por lo menos. Ahora mismo tengo puesta "Dying day" del nuevo disco de Brandi Carlile, en repetición desde hace una semana o así, con lo cual va por 355 reproducciones y me sigue pareciendo buenísima.




La receta original es de David Lebovitz y llevaba trozos de chocolate, que yo no incluí por requisitos de una de las comensales y creo que le hacen falta para contrarrestar el dulzor del plátano y darle más gracia todavía. Aun así es fácil de hacer, está bueno y no engorda (o no tanto como podría) así que a por él!
Dada mi asiduidad al blog de David y la pinta que tiene el ganache de chocolate de la portada de "Ready for Dessert", creo que ya tengo algo para empezar la lista a Papá Noël; ahora, que si los Reyes Magos prefieren traérmelo ellos, yo me conformo.