lunes, 28 de febrero de 2011

Crêpes!!

Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de Febrero nos invita a preparar un clásico de la gastronomía francesa, el Crêpe.

Lo que más me gusta de los crêpes es su versatilidad: son una base sobre la cual innovar en función de lo que te guste y lo que te apetezca en ese momento. Y la base es de lo más sencillo, de hecho lo más importante es que los crêpes salgan finitos y uniformes y, a partir de ahí, echarle imaginación a lo de encima.!! Por eso, en lugar de restringirme a un único sabor, decidí montar una especie de "bar de crêpes" casero, con varias posibilidades, para que cada uno elija lo que más le apetezca.






Investigando en la nevera, descubrí que tenía dulce de leche, sirope de arce, fresas, mango y manzanas reineta. Las manzanas reineta las saltée con algo de mantequilla, azúcar moreno y canela. Las fresas las dividí en dos: las fresas al natural y las fresas con un chorrito de vinagre de módena. También tenía algo de helado de vainilla que hice el otro día, del bueno, del de las vainas de vainilla, así que hice dos salsas más: una de chocolate y café y una salsa  tipo toffee que los ingleses y americanos llaman "butterscotch sauce". Ya solo quedó reunir todas las tazas desparejadas que tengo desperdigadas por casa, llenarlas con los distintos componentes y montar la barra del bar.







Montado el bar y avisado el personal (esto me lo como todo yo sola y me mandan directa a la puerta de urgencias por sobredosis), ya solo queda que cada uno monte su propio crêpe, con el espíritu de Joey el de Friends: si me gusta el chorizo y el chocolate,  ¿por qué no me va a gustar el chorizo con chocolate? Con la de combinaciones raras que hay en los restaurantes buenos hoy en día, fijo que los estrellas michelín han probado 50 guarrindongadas hasta llegar a sus combinaciones perfectas de ingredientes raros, así que ¿por qué no hacer lo mismo nosotros, humildes mortales que somos?




Uno de los crêpes que probamos fue el de manzana, helado de vainilla, salsa butterscotch y nueces. Es una especie de strudel en forma de crêpe: la manzana con el toque ácido de la reineta calentita con el helado de vainilla (este helado se merece otra entrada), con el dulzor de la salsa y el crujiente de las nueces...buenísimo. Otro fue el de fresas marinadas en vinagre de módena, mi querido helado (que monas quedan las pintitas negras de vainilla) y salsa de chocolate: otra combinación ganadora.

Tengo que confesar que he estado a punto de poner bacon caramelizado en la barra de los crêpes, pero al final, como de costumbre, me ha pillado el toro y no ha podido ser. Lo probé cuando hice el helado de bacon caramelizado de David Lebovitz deberían vender como golosina en las pastelerías caras porque es una locura. Estoy pensando que al bacon caramelizado también le va a tocar otra entrada....





RECETA CRÊPES: de Pierre Hermé (no podía ser de otra manera, este hombre es el dios de la repostería francesa)
(para 6 crêpes)

2 huevos
10g de mantequilla
100g de harina
media vaina de vainilla
2.5g de sal
25cl de leche entera
3cl de agua
1.5cl de licor (opcional) 

No he echado ningún licor para no enmascarar el sabor de la vainilla que, con lo cara que es, si la uso, prefiero que se note!

1. Partir la media vaina de vainilla por la mitad y extraer los granos. Batir los huevos en un bol y fundir la mantequilla en un cazo.
2. Tamizar la harina sobre un bol, añadir los granos de vainilla, los huevos y la sal.
3. Disolverla con la leche y el agua. Añadir la mantequilla fundida y el licor, mezclándolo todo bien. Dejarlo reposar durante, al menos, 2 horas a temperatura ambiente.
4. Cuado se vaya a usar la masa, añadir 1cl de agua.
5. Una vez esté lista la masa, calentar una sartén antiadherente y añadir un poco de aceite con un pincel. Verter la masa en la sartén con un cucharón, inclinar la sartén en todas las direcciones para repartir bien la masa y volver a poner al fuego.
6. Cuando la masa no tenga brillo, despegar los bordes con una espátula y dar la vuelta al crêpe. Cocerla por el otro lado durante 1 minuto aproximadamente, hasta que esté dorada.
7. Deslizar sobre un plato y poner el relleno.



RECETA SALSAS:

Las dos salsas son de Nigella, la reina de las guarrindongadas dulces, a mi parecer. En ambos casos, se mezclan todos los ingredientes menos la nata en un cazo hasta que se disuelvan bien y luego se añade la nata.

Ingredientes salsa de chocolate:

200g de chocolate
120ml de café
90g de azúcar
120ml de nata


Ingredientes salsa "butterscotch"

50g de mantequilla
3 cucharadas de azúcar moreno
2 cucharadas de azúcar blanco
150g de golden syrup
125ml de nata

viernes, 25 de febrero de 2011

La cuesta se extiende a febrero, contramuslos de pollo "2 ways" y las mejores patatas con ajo al horno del mundo

A todo el mundo parece encantarle eso de clasificar los meses: septiembre es, para los niños, el mes de  la vuelta al cole y para las peluquerías, perfumerías y demás, el de la caída del cabello. Enero es el mes del ahorro y la dieta tras los excesos de las navidades. Pues que queréis que os diga, a mí en octubre también se me cae el pelo y en febrero sigo sin haber dejado atrás del todo los excesos de las navidades, así que siempre viene bien tener a mano una receta de una buena ensalada, y no una "ensalada trampa".



Las "ensaladas trampa" son esas que llevan lechuga, sí, pero también medio kilo de queso, otro tanto de bacon y, por si fuera poco, unos trozos de pan fritos o algo por el estilo. No digo que no me gusten, porque a mí todo lo que lleva algo de bacon me tiene ganada, pero hay que ser realista y por llamarle ensalada, no es automáticamente comida "light". Luego están las "ensaladas virtuosas" que, para empezar, dan pereza y, para seguir, solo te llenan durante 1 hora, así que esas, como mucho, de acompañamiento de otra cosa.

La ensalada de hoy es una ensalada de pollo asado, que está mejor si asas el pollo ese mismo día, pero que también es una buena forma de aprovechar los restos del pollo asado de otro día. No es más que unas hojas del "verde" que más os guste, los trozos del pollo asado, todavía calentito (me encantan las ensaladas templadas), unas pasas, unos piñones y una vinagreta a base de los juguillos del pollo y algo de vinagre de jerez. Es sencilla, llena pero no atasca y el toque dulce de las pasas le va de maravilla. Yo con esta ensalada y un buen trozo de pan soy feliz!



Normalmente en lugar de hacer el pollo entero, lo que hago es asar unos contramuslos, que son mucho más sabrosos que las pechugas, con sal, pimienta, aceite y vino blanco a 200º durante unos 45 minutos o hasta que estén doraditos por fuera y hechos por dentro. Y nada de pizcas de sal, hay que hacer como los cocineros de la tele, que dicen una pizca de sal y luego la cogen a puñados!

Lo de los contramuslos de pollo "2 ways" es porque si, en lugar de trocear el pollo y echarlo a la ensalada, haces unas patatas al horno al lado del pollo, tienes dos opciones muy válidas de comerte el susodicho. Y como a los cocineros de Top Chef les encanta lo de servir en un mismo plato dos formas de cocinar una misma proteína, pues nada, yo un día para comer decidí hacer pollo "2 ways", o "al gusto del consumidor".

Las patatas con ajo al horno son mi actual obsesión. Yo creo que se merecen una entrada aparte porque las hago con TODO: hago huevos fritos y en lugar de freir patatas, hago éstas; hago filetes o estofados de carne, van con estas patatas, hago pollo, más de lo mismo. Vamos que están sentadas a la derecha del bacon en el cielo. A este paso las meto en la próxima megagalleta que haga...

Como creo que ya he dicho otras veces solo hay que cortar las patatas en daditos, ponerlas en una bandeja con algo de aceite y un par de dados de ajo machacados y hornearlas durante 45 mins- 1 hora a 200º, dependiendo del tamaño de los dados. Al sacarlas del horno, una buena pizca-puñado de sal y a disfrutar!!!! Por fuera quedan crujientes y por dentro suaves y el ajo les da un sabor buenísimo. Además yo siempre que vacío una sartén de aceite pierdo la mitad por el camino y la lío parda, así que encima con estas patatas solo hay que fregar la bandeja del horno - eso sí, conviene ponerla en agua nada más sacar las patatas porque alguna se pega al fondo de la bandeja.







miércoles, 23 de febrero de 2011

Un cumpleaños, una excusa para hacer una tarta red velvet y alguna que otra manualidad

Este fin de semana tuve un cumpleaños doble y otra amiga aficionada a la pastelería y yo decidimos regalar a las cumpleañeras algo distinto: una mesa de postres. Fue un regalo medio para ellas y medio para nosotras, que teníamos muchas ganas de hacer algo así después de haber visto fotos por internet de las birguerías que hacen Amy Atlas y compañía. Total que, en plan humilde, decidimos hacer algo similar.....

Aunque fuesen dos chicas no queríamos hacer algo muy cursi, así que decidimos pasar del rosa sobre rosa. El problema es que tanto azul, blanco y rojo, en lugar de recordar a una feria de estas que salen en las revistas, acabó pareciendo algo digno de unas elecciones americanas; solo nos faltó la foto del candidato y cartelitos que pusieran "VOTE", pero para un primer intento con materiales modestos tampoco creo que esté tan mal. La foto, para variar, la hicimos a las 10 de la noche a toda prisa, porque teníamos que estar montándolo todo en el bar en el que se celebraba el cumpleaños a las 10.30, con lo cual no nos dio tiempo ni a centrar la mesa para que no se viese la cortina a un lado, ni a currarnos el fondo o la iluminación (ni que supiésemos hacer todas esas cosas...)






Al final decidimos hacer una tarta red velvet (sí, es una tarta red velvet aunque en la foto parezca más buttercream que el típico frosting blanco), mi querido "baked Brownie", unos minicupcakes de vainilla con trocitos de chocolate y buttercream de vainilla y unas palomitas para darle un toque salado y distinto. La verdad es que me quedé con las ganas de incluir las botellitas con el batido de turno y las pajitas de colores que ponen en la mayoría de las mesas de este tipo, pero no creo que en España en un bar a las 11 de la noche tengan mucho éxito las botellitas de cacaolat...

  



Lo más divertido de la mesa, además de hacer los postres, fue idear la decoración y buscar soluciones baratas; vamos, que al final esto fue una mezcla entre taller de cocina y bricomanía. Compramos papel azul  de envolver, las servilletas rojas de corazón y las banderitas de los brownies en una tienda que se llama Tiger, que es un chino a lo nórdico, es decir, en plan "fashion". El lazo rojo de la guirnalda lo compramos en una mercería y el "cake stand" sobre el que colocamos la tarta, no es más que un apaño a base de un plato y un vaso que compramos en Zara Home Kids. Esta misma idea, pero con un plato de porcelana y un candelabro blanco de madera, por ejemplo, quedaría más rústico y muy chulo, y de hecho en las rebajas de verano buscaré alguno cuando los dejen a 4 euros porque 29 euros me parece demasiado. Finalmente las palomitas las pusimos en unos conos fabricados con papel normal forrado del de rayas, que introducimos en huecos que habíamos hecho en cajas de zapatos forradas del papel azul. Los rótulos los diseñé en el paint, los imprimimos y, cual Cristian en Bricomanía, nos pusimos manos a la obra.


La estrella de la mesa, para mí, fue la "Red Velvet", que llevaba queriendo hacer meses y meses. Buscando recetas vi que había básicamente dos tipos: unas que se basaban en un frosting de butterceam de vainilla y otras con un frosting de queso philadelphia. Me decidí por la segunda opción y aunque no he probado la primera, creo que acerté de pleno. El bizcocho estaba esponjoso, el frosting tenía el sabor y la consistencia perfecta y el conjunto sabía a Red Velvet. El que haya probado esta tarta sabe a lo que me refiero: los bizcochos llevan algo de cacao, pero no saben exactamente a chocolate y el conjunto no parece una tarta de queso a pesar del queso del frosting. En lo que parecen coincidir todas las recetas de red velvet es en la historia esa de mezclar una cucharadita de vinagre con una de bicarbonato sódico, cual aspirina efervescente. No entiendo muy bien la influencia que tiene semejante mezcolanza diminuta (entre que lo echas en un bol pequeño, lo que parece que se evapora, y que lo viertes sobre la masa, te quedas con casi nada) sobre toda la mezcla, pero como soy muy obediente, hago lo que me dicen.


¿Lo mejor? Sí, lo mejor es el intenso color rojo del bizcocho que no deja indiferente a nadie, aunque no haya podido hacer foto por no comerla en casa. En el fondo seguimos siendo como niños: cortas una tarta, la gente ve que el bizcocho, en lugar de marrón o amarillo es rojo, y ya es un éxito... No se yo si si me pinto la cara de rojo tendría el mismo efecto... El único problema de esta receta es que el frosting no queda muy blanco por el hecho de añadir mantequilla y extracto de vainilla, pero donde esté el sabor, que se quite el aspecto. Aunque cuando la llevas al sitio y alguien, en plan vacile, te dice que parece una tarta de mayonesa, te acuerdas de la dichosa esencia de vainilla que lo tiñe todo y la maldices, hasta que la pruebas y se te olvida la mayonesa y cualquier otra tontería!

La receta la adapté de aquí. Cuando digo que la adapté es porque sustituí el "buttermilk" por el mismo volumen de nata (35% materia grasa) y unas gotas de limón y tenía que haber hecho lo mismo pero con leche, porque la masa quedaba muy densa, con lo cual acabé echando leche (semidesnatada que es la que tenía) hasta que aquello tuvo mejor pinta.




RECETA: Para dos bizcochos de 23cm de diámetro o 3 de 20cm (yo hice la mitad para dos bizcochos de 18cm de diámetro, aunque tuve que hacer algo más de frosting para cubrir bien la tarta porque las dichosas migas rojas aparecen de hasta debajo de las piedras)


Bizcochos:

580gr harina de repostería
1 cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de sal
2 cucharadas de cacao en polvo
colorante alimenticio rojo
116gr mantequilla, a temperatura ambiente
348gr azúcar
2 huevos, a temperatura ambiente
1 cucharadita de extracto de vainilla
232gr de buttermilk
1 cucharadita de vinagre
1 cucharadita de bicarbonato sódico

1. Precalentar el horno a 180º y engrasar los moldes.
2. Tamizar la harina, la levadura y la sal sobre un bol mediano y apartar.
3. En un bol pequeño, mezclar el cacao en polvo y algo de colorante hasta formar una pasta sin grumos y apartar.
4. En un bol grande, batir la mantequilla y el azúcar hasta que quede esponjoso, alrededor de 3 minutos.
5. Añadir los huevos uno a uno y remover.
6. Añadir el extracto de vainilla y la pasta de cacao y colorante
7. Añadir un tercio de la mezcla de harina, mezclar bien y añadir la mitad del buttermilk.
8. Añadir otro tercio de la mezcla de harina y la segunda mitad del buttermilk y mezclar bien.
9. Finalmente añadir el último tercio de la mezcla de harina y remover bien.
10. Teniendo los moldes engrasados y a mano, mezclar en un bol pequeño el vinagre y el bicarbonato sódico, añadir a la mezcla del bizcocho y remover bien.
11. Rápidamente dividir la masa entre los moldes y cocer durante 25-0 minutos hasta que un cuchillo insertado en el centro del bizcocho salga limpio.

Cream Cheese Frosting:

464gr queso crema (philadelphia)
116gr mantequilla
1 cucharadita extracto de vainilla
580gr azúcar
una pizca de sal

1. Mezclar el queso y la mantequilla hasta que formen una pasta homogénea.
2. Añadir el azúcar, el extracto de vainilla y la pizca de sal.

Al cubrir los bizcochos es conveniente aplicar una capa muy fina de frosting en el que quedarán las migas rojas del bizcocho y finalmente cubrir con el frosting restante.













martes, 15 de febrero de 2011

Megagalleta con nueces, sal maldón, café y a falta de sartén...molde

Yo también me uno al reto de la megagalleta de El comidista!

En mi caso como no ando muy sobrada de sartenes y si me cargo la grande (que es la que toca para la receta), me quedo con la de 10cm de diámetro, la megagalleta va a tener que ir en molde. En cuanto a la receta en sí, lo único que he cambiado ha sido disminuir el chocolate a 180gr ( porque era lo que me quedaba), añadir unos 80gr de nueces tostadas, usar sal maldon en lugar de sal gorda normal  (me encanta la sal en los dulces) y añadir 3 cucharaditas de café soluble a la masa, ya que tras el éxito del brownie la combinación chocolate + sal + café tenía que volver a aparecer. Además he tenido la suerte de tener harina integral en casa aunque nunca la he utilizado hasta hoy. Los trozos de chocolate los he dejado grandes, que es como me gustan en todas las galletas y en una de este tamaño, con mayor razón.




El resultado: me ha encantado, aunque claro, con el poco tiempo que tenía tampoco es que me la haya jugado con los ingredientes. Lo único que me queda por decir es que si los americanos acompañan la típica cookie con un vaso de leche, para esta hace falta una jarra o una botella y muchos comensales! La verdad es que con lo mucho que nos metemos con los americanos, hay que reconocer que hay ciertas cosas que no hacen tan mal.

A la rica compra compulsiva

Esta mañana entro tan tranquila en la frutería y de repente ¿qué veo?





¿Es un arbusto con un lazo? ¿Un bonsai desproporcionado? No, es un "racimo" de hierbabuena a 0.69!!! Aunque más que un racimo parece el resultado de haber despoblado un campo porque la última planta de hierbabuena que he tenido debía tener un 10% del volumen de este especimen. Y a 0.69 euros me sale más barato que un viaje en autobús!!

Esto no se me puede hacer a mí: es peor que ver un abrigo de zara rebajado de 120 a 30 euros. Me lo tengo que llevar!!! Aunque no sepa para qué, aunque solo sea de ambientador o para hacer paquetitos, congelarlos y tener hierbabuena (algo perjudicada por la congelación, pero muy a mano) para mojitos para los próximos 30 años...

Ahora que lo pienso, llevo tiempo queriendo hacer la receta de David Lebovitz del mítico helado de menta con trozos de chocolate.... lo que no tengo tan claro es que salga bien con la hierbabuena, pero teniendo en cuenta que los que se compran por ahí probablemente estén hechos a base de colorante y extracto de menta, éste por lo menos será más natural..

lunes, 14 de febrero de 2011

Pizza de bacon y calabaza

Hace unos meses descubrí un pequeño sitio en la calle del Barco llamado pizza al cuadrado que sirve trozos de pizza al peso para tomar en la barra o para llevar. Lo bueno es que suelen tener unos 5 tipos de pizza y puedes coger un trozo de cada uno. Lo malo es que la barra es un poco justa y no hay baños, con lo cual yo siempre acabo comiendome la pizza por la calle de vuelta a casa, que no es tarea fácil si hay que hacer equilibrios con la caja, la botella de agua, la servilleta y la pizza calentita.

Aún así estas pizzas tienen un efecto hipnótico sobre mí: me apetecen a todas horas, así que ultimamente acabo visitándoles un domingo sí y otro también  y el pasado descubrí que por fin han habilitado otro local con mesas para evitar ir dejando rastro a base de tomatitos cherry de camino a casa a lo Hansel y Gretel. Las pizzas a simple vista tienen pinta de tener una masa gorda y blandurria, pero están crujientes por debajo y tienen la suficiente masa para aguantar los ingredientes que llevan encima que son el punto fuerte: prosciutto con champiñones con una salsa de trufa, calabaza con panceta, etc.







Obviamente en cuanto probé la que llevaba el aceite de trufa pensé: ya está, he encontrado la madre de todas las pizzas, la gente cuando venga a casa me va a pedir que les adopte!! El problema está en el dichoso aceite de trufa. Una botellita pequeña que encontré eran 15 euros y la verdad es que la economía no está como para esas alegrías, así que dejé aparcada momentáneamente la idea...

Hasta el fin de semana pasado que volví a probar la de calabaza y decidí que ya era hora de hacer una pizza original, así que compré calabaza en el supermercado (algo que yo creía que los españoles no comprábamos ni para hacer decoraciones de halloween, pero que parece que cada día se ve más) y me puse manos a la obra. La receta de la masa es esta y lo suyo es hacer una buena cantidad, dividirla en varias bolas y congelarlas para cuando hagan falta.


La calabaza que compré la corté en daditos, la puse en una bandeja de horno y la cociné a unos 200º hasta que se quedó blanda y con algún borde tostado, con algo de sal, pimienta, un chorrito de aceite, algún trozo de bacon y dos dientes de ajo enteros. Esta receta la verdad es que merece la pena aunque solo sea por lo bien que huele la cocina cuando esto está en el horno.

Cuando estuvo todo hecho lo trituré et voilá: crema de calabaza (o eso creo porque la verdad es que hice lo que me pareció sin seguir ninguna receta). La consistencia es perfecta para la pizza, ya que queda como una salsa de tomate muy espesa. Además al echarle el bacon y el ajo se equilibra un poco el dulzor de la calabaza, que si no puede ser algo excesivo. Obviamente hice para más de un día porque la media calabaza que compré era bastante hermosa, aún siendo de las alargadas que son más pequeñas.

Para montar la pizza esparcí la crema de calabaza sobre la masa extendida, añadí algo de mozzarella por encima y finalmente el bacon. Como mis rodajas de bacon eran algo más gordas que las que usan ellos decidí cortarlo en trocitos y saltearlo un poco antes para asegurarme de que el bacon estuviese hecho al mismo tiempo que la masa de la pizza.

El resultado: un éxito total, es una pizza muy sabrosa, con el buen sabor que le da el bacon a todo, pero también con un toque un poco dulce por la crema de calabaza. La pimienta en la crema de calabaza es imprescindible para darle un puntito picante al final. De hecho nos gustó tanto que voy a repetir mañana con la crema que sobró.

Tengo que hacer algo con las fotos de las recetas saladas, pero esto de esperar para comerla recién salida del horno se me sigue haciendo un poco cuesta arriba, así que a ver si cuando la haga mañana tengo más paciencia y consigo algo mejor.



viernes, 11 de febrero de 2011

Mi primer intento de una tarta con buttercream

"The Baked Brownie" + The Civil Wars

Hace años que no hacía un brownie y hay que ver lo que me estaba perdiendo. A diario intento hacer bizcochos que sirvan para desayunar y que, preferiblemente lleven aunque sea 50 gramos de plátano o zanahoria para sentirme menos culpable. Así lo haces y mientras te lo comes estás pensando y diciéndole a todo el que te pregunta: si comiendo este bizcocho estoy comiendo fruta. Vamos, que con un poco más cumplo la cuota diaria de 20 piezas de fruta diaria que recomiendan los endocrinos. Esa es otra, a mí que alguien me explique esta regla, porque en verano o primavera, a base de cerezas, fresas y frambuesas, igual hasta la cumplo, pero en el triste invierno lo de comerme 10 manzanas y 10 peras se me hace un poco cuesta arriba.



Además no entiendo por qué pero yo, que como a toda velocidad, tardo unos 30 minutos en comerme una manzana cruda. No es que no me gusten, me gustan, y en postres casi más, pero crudas yo no sé si tienen algún tipo de sustancia que hace que mi mandíbula trabaje más despacio o algo así  pero, vamos, que se me hacen un mundo. Aún así, no creo que ni la gente que no tiene mi problema sea capaz de tomarse dos manzanas para desayunar, dos a media mañana, dos antes de comer y así sucesivamente. Esa es otra, la gracia de tomarse la fruta antes de comer porque si te la tomas después engorda. Pues mire señor endocrino, yo si no me como la dichosa manzana después de comer, para quedarme con un buen sabor de boca le doy a la tableta de chocolate, así que me da a mi que voy a pasar de la moda esta rara.

Por eso una para hacer un brownie necesita una excusa, porque no creo que me lo vaya a recomendar ningún cardiólogo... En este caso se trató de hacer un postre para una cena de mi madre. Que no es el típico postre refinado que se sirve después de una lubina, pues no, pero yo acababa de recibir el libro "Baked: New Frontiers in Baking" y quería probar la receta del brownie que tantos premios había ganado, que había hecho famosos a los dueños de este "coffee shop-bakery" de Brooklyn y que tanto le ha gustado a Oprah. El problema es que no contaba con que los americanos no solo miden los volúmenes en "cups", sino que las raciones normales para ellos aquí dan de comer a una familia de 4. Conclusión: hice el brownie, recorté circulos y los puse uno encima de otro a modo de torre para la cena y aún así me sobró media plancha de brownie. Pero la verdad es que duró más bien poco.




Este brownie es merecedor de todos los premios que ha recibido y más y no necesita la típica bola de helado de vainilla que acompaña a los brownies más mediocres que sirven en los restaurantes americanos.  Combina las mejores características de un brownie: la jugosidad y el intenso sabor a chocolate, con el buen saber de los autores de "Baked" que añaden algo de sal y café a la masa. La sal es fundamental y como pasa con el caramelo con sal, hace que lo dulce no sea tan dulce y te queden siempre ganas de probar más. El café es sutil, pero tabién le da un toque especial. Yo diría que es el MEJOR brownie que he probado y como Brooklyn queda un poco lejos, la opción más fácil es sacar la fuente mayor que tengáis y ponerse a hacer brownie para 50 como un buen americano. Ahora solo me queda probar la versión rubia del brownie (los blondies), aunque sinceramente, me extrañaría que llegase al nivel de la versión morena.

Para completar la dosis de cosas buenas del día os recomiendo la canción que tengo en modo repetición desde hace varios días. Además el videoclip me encanta: Poison and Wine de The Civil Wars (y no, no es Johnny Depp el que canta aunque lo parezca).








RECETA: Para un molde de 23x34cm (lo que yo decía: brownie para el cuartel)

290gr harina
1 cucharadita de sal
2 cucharadas de cacao en polvo
319gr chocolate
232gr mantequilla
1 cucharadita de café soluble
348gr azúcar
116gr azúcar moreno
5 huevos
2 cucharaditas de extracto de vainilla

La verdad es que vista así la lista de ingredientes da un poco de miedo, pero un día es un día!

1. Precalentar el horno a 180º y engrasar el molde con mantequilla.
2. En un bol mezclar la harina, la sal y el cacao en polvo.
3. Poner el chocolate, la mantequilla y el café soluble en un bol sobre un cazo con agua hirviendo y derretir la mezcla.
4. Apartar del fuego sin quitar el bol de encima del cazo y añadir los azúcares. Batir hasta que todo esté bien mezclado y levantar el bol del cazo. Apartar hasta que alcance la temperatura ambiente.
5. Añadir 3 huevos a la mezcla de chocolate y batir hasta que todo esté mezclado.
6. Añadir el resto de los huevos y el extracto de vainilla y batir hasta que tod esté mezclado, teniendo cuidado de no pasarse para evitar que el brownie quede como un bizcocho.
7. Echar la mezcla de la harina sobre la del chocolate y mezclar utilizando una espátula hasta que se vea solo un poco de la mezcla de la harina.
8. Echar la mezcla sobre el molde y cocer al horno durante 30 minutos, hasta que al insertar un cuchillo en el centro salga con alguna miga húmeda. Este paso es muy relativo, pero en mi opinión es mejor pecar a que el brownie quede poco hecho que mucho.

Envueltos en papel film a temperatura ambiente aguantan bien hasta tres días.